lunes, 9 de mayo de 2011

Miguel Gritar

Hubo un día en que deje de ver hacia arriba y empecé a ver a mis lados. Ya ando aburrido de tanto alimento; pero nada de calidad. Tantos malos pensamientos le van más a una hermana mía que a mí. De vez en cuando, y de cuando en vez, recorro ciudades buscando aquello que me dé una tanda de buenas experiencias. Estoy cansado y un poco aburrido la verdad.

Me aburre ya sentarme en las funciones de opera viendo como el de al lado envidia lo del otro. Cansado de entrar a las escuelas y ver como  los adolecentes piensan que todo es malo y que la moda no incomoda. Otra hermana mía se daría un gusto tremendo aquí; pero a mi francamente me aburre.

Ya desilusionado sentado solo en el metro en hora pico, la hora de salida de todos los trabajadores, encuentro una imagen poco usual. Ya entre el tumulto de gente veo a un hombre estremeciéndose entre toda la gente. La rabia pura es un buen síntoma; pero miro alrededor y veo una cara familiar con cara de asombro y expectante. Una de mis hermanas me hace señas y me indica que me ponga al lado de ella, que ya pronto termina con el tipo.

“Casi, casi, casi. Ya pronto sus pensamientos endebles llegaran a ti. Total ya sabes que siempre nos ha gustado el mismo tipo de gente.” Dice mientras me guiña el ojo de manera insinuante.

Este pobre hombre de cabellera crespa, con cara de amargue y a punto de llorar. Parece uno de los Hobbits de esa película tan famosa. Estaba con esas camisas blancas de uniforme de trabajo. Estaba casi llorando y a punto de tirarse del carro. Estaba con las manos empuñadas mirando por la ventana tratando de no estar más allí.

“Ven escucha, escucha:” me invita mi hermana. Pego mi oído a su pecho y pongo toda la atención:

“Que estoy cansado que me digan lo que debo hacer. Que cualquier desgraciado liga más que yo. Me harte de ver corto, incomodo e impávido, como la única fila que se mueve es la de al lado. ¿Por qué mierda es que la mala suerte me persigue si siempre hago todo como se debe?.”

En eso soba su rostro un poco intranquilo y veo como sus manos se dirigen hacia unos morados. Golpes del pasado y frescos aun. En esos momentos sus pensamientos ya están siendo claros. Los oigo como un aguacero apabullante.

“Estoy harto de tanta mierda en este mundo. Estoy cansado ya. Los odio a todos. Odio a esos hijos de puta. Yo trabajo como un burro y no puedo comprar una casa. Trabajo como un maldito animal y esos imbéciles vienen y me roban. Aparte se ríen como haciendo una gran obra. Malditos espero mueran de una forma cruel y en una zanja llena de mierda.”

Esos son los pensamientos que me gustan. Ya mi cara cambia un poco al oír claro y conciso lo que necesitaba oír. Mi hermana rápidamente pierde el interés “No me interesan los que se quejan y no hacen nada.”

Se despide con un beso en los labios y se dirige a un niño que recién regañaron por dejar caer su morral. Total ya no es de mi incumbencia, ella vera a quien acecha. Esta noche este famélico sujeto es mi presa y pienso aprovecharla.

Con elegancia digna de mí, me muevo al lado de este sujeto y lo abrazo sin que él se dé cuenta. Es alimento puro, que dicha. Es un poco grosero y burdo; pero es lo que buscaba. En definición necesita un poco de creatividad en sus pensamientos. Rebusquemos a ver que puedo sacarle.
“Mi estúpido jefe y su gran vida. Me encantaría que se la metiera culo arriba. Qué suerte tiene ese imbécil. Me pudre sonreírle a diario a él y a su foto familiar. ¿Familia? si ese desgraciado se la juega a su mujer con la que se atraviesa. Siempre me cuenta con cuantas estuvo, con cuantas fue en su velero, con cuantas lo hizo en su lamborgini. Lo detesto. Juro que si tengo que sonreírle una vez más voy a gritar.”

Eso ya vas bien enfocado mi querido niño. Vamos que se que más adentro hay más. Vamos déjame degustar del plato de calidad que eres. Veamos mas afondo.

“La desgraciada que tengo por mujer cree que no sé que me pone los cuernos cada que quiere. Me hice el pendejo en nuestra luna de miel mientras le tiraba los perros al de recepción. No sé si se lo habrá comido o que; pero ¿de verdad que me cree tan estúpido?”
Comienzo a aburrirme, dame algo más nutritivo. Eso es muy común y lleno de cosas diarias. Zorras hay en todo lado.

De pronto el vagón del tren se detiene y el espabila buscando la salida. Apresura su paso agarrando fuerte sus cosas y atropellando a la gente que se encuentra en su camino. Su cara de pocos amigos me encanta. Es como ver un animal asustado que trata de defenderse inútilmente de un león. Fantástico.

“Maldita muchedumbre. Apártense de mi camino. Son unos estorbos inútiles. Ojala desaparezcan en un rayo.”
Eso ya va mas conmigo, adelante, adelante.
“Odio todo este maldito mundo de mierda. Quiero que todos se vayan y me dejen solo. Quiero que una bomba estalle y mate a toda esta inútil gente.”

Ya vas por el sendero que te lleva a mis brazos.

“No me importa lo que nadie piensa de mi. Ya no quiero que nadie se atreva a mirarme.”

“Nunca pude hacer las cosas que me gustan. Nunca pude ir a un concierto decente, no pude ir a Aerosmith. Que nunca vi a Limp Bizkit, nunca vi una escena llena de luces, solo oscuridad de mi casa alumbrada por un triste monitor. Soy un maldito enano que no merece nada. Odio mi afiche de Roger Rabbit de la infancia. Me trae muy malos recuerdos. Nunca tengo plata para absolutamente nada. Maldita sea siempre ando en déficit y nunca en superávit.”

“Siempre fui el ultimo de la fila y aun así me empujaban. Estúpidos deportes y su exigencia física. Siempre me quedaba con la boca abierta y nadie se interesaba en escucharme. Creían que nunca tenía nada bueno que decir. Ojala un golpe en la cabeza los saque de este mundo.”

“Siempre me persiguen las deudas estúpidas de mi mujer. Nunca puedo salir, tampoco es que tenga con quien hacerlo. La gente me aburre y creen que por mi cara soy una persona que escucha. Solo dejo que hablen y trato de no oírlos su voz me molesta. Absurdos. A nadie le interesa su aburrida y poco trascendental vida.”

Que gozo absoluto, de verdad que es una noche maravillosa. Hace siglos no la pasaba tan bien con una sola víctima.

“Ya no veo la hora de salir de este mundo. Estoy en la media de vida ya. Maldita cobardía. Debí haberme quitado la vida hace mucho.”

Al doblar la esquina a su casa ve un cuadro algo familiar. Un par de hombres encima de una mujer tratando de quitarle sus cosas.

“A la mierda no es mi problema. Total nadie me ayudo ayer a mí. Que se joda por andar sola en la noche por estas calles.”

“Ojala le arranquen la piel y se hagan un abrigo con ella.”

Que asombro! Eres material para una vida completa. Me encanta este hombre.

Entonces es cuando veo al lado de la mujer a la última de mis hermanas. Siempre me amarga el rato. Mira en un momento a mi presa y este empieza a dudar.

“pero a mí me hubiera gustado un poco de ayuda ayer. Tal vez deba ayudarla. Debería o no sé. Espero que alguien más lo haga. No me gustaría meterme en asuntos ajenos.”

Maldición! No me arruines el rato. No te dejes guiar por esos pensamientos tontos. Que todo eso es falso solo yo existo. El Odio es lo que perdura por siempre.

“Debo ayudarla, no me gustaría que fuera una hija mía la que estuviera en esta situación y nadie la ayudara.”

Mi estúpida hermana se acerca pronta a él. Le susurra al oído que siempre hay una luz.

“Llamare a la policía e iré corriendo diciendo que ya la llame.”

Estúpido! Esos arranques de valentía no llevan a nada. Terminaras mal y en las manos de quien menos lo crees.

En eso llama a la policía y dice que vengan corriendo que esta un asalto en proceso y que tratara de interceder. Instantes después sale corriendo por esa oscura calle envuelta en penumbra. Al llegar los hombres se impactan un poco; pero enseguida sueltan una risa.
“Vete de aquí enano que esto no te incumbe.” “Venga zorra paga de una puta vez!”

“Ya llame a la policía y vienen en camino así que será mejor que se vayan.” Dice mi intrépido y tonto, pero valiente, Hobbit.

Los hombres se sorprenden un poco pero al instante reaccionan al oír una moto con las luces encendidas acercándose por el otro extremo de la calle.

“Mierda la ley. Vámonos de una puta vez.” “Esta me la pagas ahora mismo enano de mierda.”
El hombre más alto de tez morena saca una revolver y se lo acerca al rostro a nuestro amigo. Suenan un par de tiros y mi pequeño amigo cae moribundo al piso.
Sus pensamientos son algo confusos; pero puedo leer algunos.

“Maldita sea, esto me pasa por meterme donde no me han llamado. Maldita sea mi vida por ser un tonto más. ¿Por qué coño quería hacerme el héroe? Solo me gane un par de tiros. ¡Idiota!.”

Hasta en su muerte puedo degustar estos deliciosos pensamientos. Mi molesta hermana sigue al lado de la mujer. Le susurra cosas al oído para poder calmarla. Luego voltea hacia mí y me mira con esa mirada de siempre. Acaricia mi rostro mientras se dirige a mi enano. Que atrevida estaba aquella noche. La detesto.

Le susurra un par de palabras al oído:”Ningún sacrificio es en vano. Mira a esa mujer. Ella es tu vecina. La única que te saludaba y te sonreía al salir del edificio.”

Mi pequeño sonríe con una cara de imbécil mientras la mujer se abalanza sobre él con lágrimas en los ojos gritando “gracias mil gracias. Resiste que iré a buscar ayuda. No te mueras por favor.”

En eso trato de meterme en su mente una vez más; pero un haz de luz me lo impide. Es mi estúpida hermana que ya ha retorcido esta mente digna de una buena faena.

Mi pequeño enano no sobrevive. Su rostro muestra dolor incluso después de muerto. Es una verdadera lástima, quería más diversión. Siempre me la arruinas. Maldita Esperanza. Siempre te metes donde no te llaman. El mundo está lleno de mí y nunca podrás iluminar todas las mentes que ya están bajo mi ala.

Esta guerra no se acaba aquí. Aunque siempre me persigas. Tonta Esperanza. ¿Siempre te tendré a mi lado acosándome?