viernes, 3 de septiembre de 2010

Cuantas veces hemos visto una pequeña ave volar y preguntarnos ¿que tal seria?

A donde vas tan apresurada volando y batiendo tus pequeñas alas? Por que razón vuelas tan alta?
Los vientos que contigo van arrastran la pasión de un sueño imposible de cumplir. En la cima de los montes que surcan querría gritarle adiós a viejos amores, en la copa del árbol mas alto quisiera dejar mis ilusiones, en la nube mas alta quisiera gritarle al mundo que no puede detenerme. Lo dije alguna vez y lo repito. Estoy cansado de esperar que el mundo se mueva yo dare mis propias vueltas. Pequeña ave surcando entre vientos y primaveras, entre veranos y tormentas, entre el cielo y el sol. Que bien me caería hoy poder volar. Ave péqueña de alas negras donde vas? Por que razón vuelas tan alta?
Que diera por poder volar como tu, pequeña ave de alas negras, diera todo el mundo por volar en una primavera y dejar todo aquello atrás. En un mundo, colmado de pasiones, miramos al cielo buscando explicaciones de una conducta del destino que no podemos entender y en nuestras mas cercanas ilusiones tenemos el desaparecer en libertad surcando el cielo para que nada nos pueda detener. Quiero contemplar la gracia de ver desaparecer la tierra entre mis pies y, en algún momento, perder la sensación de arriba y abajo. Ver con ilusión hacia adelante y saber que un cielo lleno de nubes puede resguardar mis más perversas intensiones. No me mal entiendan y crean que hablo de un mundo mas allá. Hablo de la mera oportunidad de seguir adelante sin importar que encuentre, sin mirar atrás, sin reprochar de mi copioso vuelo, sin tener la expectativa de encontrar nada.
Cierro los ojos mientras veo ala pequeña ave volar. En esos momentos mi mente comienza a aterrizar y no me queda mas que ver el sendero por el que me toca caminar…

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